lunes, 28 de mayo de 2012

Existen varias versiones sobre la historia del jabón: 

  • La leyenda romana cuenta que el agua de lluvia se mezcló con la grasa de los sacrificios animales y con las cenizas de madera. Los esclavos notaron sus propiedades de limpiar tanto sus manos como las prendas.
  • Por otra parte que fueron los druidas franceses a partir de grasa de carnero y cenizas, para elaborar un ungüento en un principio para teñir las telas y finalmente derivó en jabón.

Fuera como fuere, las primeras noticias que tenemos de la elaboración del jabón tal y como lo conocemos, proceden de los árabes que lo introducen en Europa a través de Al-Andaluz. Dicen que la primera gran industria jabonera la implantaron los árabes a finales del siglo XI en Sevilla, en la calle Castilla, Denominaban a estas fábricas almonas, Más tarde, los cristianos extendieron la buena costumbre de lavarse, muy rentable por otra parte, a otros países europeos. En algunos reinos, como el castellano, la producción de jabón se consideró Patrimonio del Rey y todo aquel que lo quería fabricar, utilizar, transportar o vender, debía de pagar impuestos. 


La producción de jabón era común en Italia y España durante el siglo VIII. Alrededor del siglo XIII, cuando la industria del jabón llegó a Francia desde Italia, la mayoría de los jabones se producían a partir de sebo de cabra, con ceniza de haya que proporcionaba el álcali. Tras distintos experimentos, los franceses desarrollaron un método para la fabricación del jabón utilizando aceite de oliva en lugar de grasas animales. Hacia el año 1500, introdujeron sus descubrimientos en Inglaterra. 
  
A finales del siglo XVIII, Leblanc, motivado por un concurso público, descubre el método para obtener sintéticamente el carbonato sódico. Gracias a ello la industria jabonera prolifera y mejora. Más tarde se desarrollan métodos más efectivos para obtener sosa cáustica. Finalmente se perfecciona cuando Chevreul determina la naturaleza de las grasas.
  
A finales del siglo XVI la producción alemana se considera la de mejor calidad. Debido a las grandes guerras ocasionadas en el siglo XX, escasean todo tipo de grasas, tanto animales como vegetales, por lo tanto se elaboran otros productos sustitutivos del jabón. Son aquellos conocidos generalmente como detergentes.       
    
Desde entonces, sobre todo por su rentabilidad, se han ido combinando jabones con detergentes, incluso hasta sustitución total. Las ventajas que aporta el jabón natural son un tratamiento más suave para la piel y su biodegradabilidad; y la que aporta la elaboración propia es la elección de las materias primas y de algunos activos, como los aromas.